Fuente: El Espectador

El doctor Andrés Jagua presenta un resumen de las necesidades de diagnóstico según la edad. Advierte, que más que un control regular, este sirve para detectar de forma oportuna desórdenes frecuentes promoviendo la educación en la salud.

Los chequeos médicos anuales suelen pasar desapercibidos en la vida de las personas. La creencia popular es que el cuerpo manifiesta sus enfermedades a través de síntomas y, por ende, si no hay dolor no hay de qué preocuparse. Sin embargo, muchas de las enfermedades se pueden prevenir, y las que no, al menos se pueden tratar si se realiza un diagnóstico a tiempo.

En ese sentido, la recomendación de los profesionales de la salud es hacer una visita periódica al menos una vez al año para realizarse un chequeo médico que consiste en una revisión integral del estado de salud, tanto física, como psíquica y social.

En Compensar, por ejemplo, se trata de una evaluación general e integral que permite diagnosticar diversas patologías ya sean cardiovasculares, degenerativas o tumorales desde su etapa asintomática.

Los chequeos preventivos están orientados a personas sanas o que tienen factores de riesgo, como antecedentes familiares de problemas cardiovasculares, colesterol alto o cáncer. También para quienes tienen estilos de vida que aumentan los factores de riesgo, como tabaquismo, sedentarismo y dieta inadecuada, entre otros.  

Se estima que el 90 % de las personas que se someten a una revisión preventiva de su estado de salud, y logran identificar alguna patología, la pueden tratar a tiempo.

Estas son algunas pautas que aplican según la edad, de acuerdo con el médico Andrés Jagua.

¿Por qué son importantes?

Las evaluaciones médicas periódicas son importantes porque se enfocan en detectar de forma oportuna desórdenes frecuentes que pueden aparecer en las personas y realizar intervenciones educativas para promover la salud. De acuerdo con la edad varía en su extensión y necesidad de estudios paraclínicos. A continuación, se presenta un resumen según la edad.

Primeros años de vida

Durante los seis primeros meses de vida la evaluación del médico suele realizarse cada mes. Al nacer se realiza el tamizaje o detección temprana del hipotiroidismo congénito. En las siguientes evaluaciones no suelen requerirse exámenes paraclínicos o imágenes diagnósticas salvo que se encuentren méritos para ello. El examen físico y el diálogo del médico con los padres de familia permite enfocar el diagnóstico del paciente. Entre los seis y 12 meses de edad estas evaluaciones se realizan cada dos meses y después del primer año de vida cada tres a cuatro meses. En estas valoraciones se revisa, además, el esquema de vacunación.

Infancia

En esta etapa de la vida, como parte de los controles médicos se revisa el esquema de vacunación, la evolución del crecimiento de peso y talla, y se comienza a realizar evaluaciones de detección temprana de alteraciones visuales y de la salud oral.

Adolescencia

Desde los 10 años debe realizarse al menos un control cada tres años. En estas consultas en primer lugar se realiza la promoción de hábitos saludables y la prevención del consumo de tabaco y alcohol, sexualidad responsable y prevención del contagio de enfermedades de transmisión sexual. En las mujeres una vez iniciada la menstruación, se indica la toma de niveles de hemoglobina y hematocrito. En los adolescentes con antecedente familiar de alteración del colesterol o infarto en un familiar de primer grado menor de 50 años, la toma de colesterol HDL. De acuerdo con el riesgo también se indica la toma de estudios de serología y Elisa para VIH.

Adultos

En el caso particular de las mujeres es importante la realización de la citología cervicovaginal anual y el autoexamen de seno cada mes; también el examen ginecológico y mamaria cada año. En términos generales en el adulto podrían requerirse como exámenes de rutina el cuadro hemático, parcial de orina, glicemia y colesterol. El médico durante la evaluación y teniendo en cuenta el balance del riesgo tomará la decisión de qué estudios indicar.

Adultos mayores

Durante la evaluación del adulto mayor como mínimo, es necesario realizar el cuadro hemático, glicemia, colesterol, creatinina en suero y parcial de orina. En el caso de las mujeres, además de la citología, la realización de la mamografía cada dos años y en el caso de los hombres, el tacto rectal y medición del antígeno prostático cada año. Otros estudios se realizan de acuerdo con la evaluación del médico y el riesgo de padecer ciertas enfermedades.

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